No existe un lugar en este museo siniestro de recuerdos en donde pueda haber un lilium, y es que tengo tantas de esas flores, marchitandose en aquel cajón de memorias, que ¿para que quiero más? Cada una de ellas representa un momento; un beso fugitivo de las miradas escandalizadas, mi cumpleaños número 25, un gesto de amor en medio de las compras domingueras, y el recuerdo de ese inolvidable ramo de liliums amarillas que su amante le dejó antes de irse, para cederme el lado derecho de la cama que por derecho me correspondía.
POR-DERECHO, ese derecho que te ganas: trabajando como china todo el día para satisfacer todas y cada una de sus necesidades, soportando su carácter amargo y déspota, sus frases hirientes y por si fuera poco, a la amante de turno. Para que después te pregunte con cara de "no entiendo nada" ¿por qué estás tan enojada mi amor? ... (sin comentarios).
Sí, lo se, siempre fué mi desición quedarme a su lado, y es que mi amor por él llegó a ser tan grande que hasta olvidé amarme a mi misma, y como muchas mujeres, llegué a creer que "iba a cambiar", y cambió!!! pero para irse con otra...
Te gastas la vida esperando que cambie, y cuando lo hace, te cambian a ti. Ironías de la vida.
Pero también hubieron momentos buenos, noches de sexo gloriosas, en las que realmente sentía que iba a morir en sus brazos, pero de placer. Cenas románticas, vacaciones, cumpleaños, aniversarios, y un largo etc..
Pero eso vendrá más adelante... cuando mis heridas hayan sanado lo suficiente como para hablar de ello.
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